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martes, 18 de septiembre de 2007

Sin Epifanía



Era enero cuando se fue. Así, sin decir palabra.


Vivió, sufrió, lloró, parió, rio, amó. Se mudó cinco veces a cinco ciudades diferentes, haciendo un mapa afectivo de la provincia más sensible que la fría cartografía.


Se la llevaron los Reyes en alguna alforja de nubes, no hubo epifanía para ella.


Tal vez en este enero interminable la vida triunfe sobre la muerte.


Tal vez la eternidad no sea un verso más de los tantos que ellos prometen.


Quizá.




Homenaje póstumo a mi abuela gringa, Magdalena Marconi, fallecida el 5 de enero de 2006.

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