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martes, 13 de mayo de 2008

MEMORIA RURAL

-Chau, hasta pronto... - dijeron las dos Marías y desaparecieron en la camioneta rumbo al sur.
Recuerdo las mañanas felices en el campo: corríamos entre el mar azul del lino, pensando que todo nos pertenecía, charlábamos a la sombra del timbó, con castillos de sueños y fantasías.
Mis primas ya no tienen planes pero tienen vida, yo te tengo a ti y a la literatura.
Pero me falta el oro del trigo, el olor del humus, el andar del abuelo. Su bracero se apagó junto al caballo moro, se fue con su paso cansino al atardecer, tal vez envuelto por el rumor de los álamos cubriendo el poniente de la vasta pampa gringa.

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